Hace un par de años Eider Elizegi –doctora en Biología– descubrió que su vida en un laboratorio se quedaba pequeña. Hasta entonces compaginaba su trabajo diario con las ansiadas salidas al monte de los fines de semana. Pero, poco a poco, a veces con susurros apenas inaudibles, la montaña le fue pidiendo más. Y un buen día ella le respondió que sí, que estaba dispuesta a estrechar esa relación. Y se fue cuatro meses al refugio de Goûter, a 3.800 metros, en la ruta normal del Mont Blanc, a trabajar de guardesa. Fruto de aquella experiencia surgió Mi Montaña: un libro en el que recoge los sentimientos y percepciones que le despertó la vivencia, y que hace unos meses ha sido reconocido con el Premio Desnivel de Literatura, Montaña, Viajes y Aventura 2010. Eider escribe “montaña” con mayúscula y los nombres de personas con minúscula, como si éstas fuesen parte de aquella, tal y como lo cuenta en el post del 17 de enero en su blog Vagamontanyas.blogspot.com. En él también ha ido narrando los retos que siguieron al Mont Blanc: el viaje por las montañas andinas, su recorrido por Bolivia y su vida actual de montañera alojada en una furgoneta
One Responses to "Valores del deporte"